El sábado estuvimos en la playa desde las 4 de la tarde hasta pasadas las 11, el pretexto: el 2ndo. festival de reggae de la Riviera maya. Es curioso como aunque no seas admirador de ese género musical es inevitable quedarte quieto y no dejarte llevar por el pegajoso ritmo. Para variar y no perder la costumbre nos acompañaron los alemanes, por supuesto Dom estaba ahí.
Al terminar el festival regresamos a casa a asearnos un poco para poder seguir la fiesta en el Santanera, un after con tendencias trance- house, muy a la europea.
Al día siguiente y con el cansancio que implica una desvelada hasta las 5 de la mañana, con su respectiva cruda, nos dispusimos a visitar la zona arqueológica de Coba, que está a hora y media de playa. El clima estaba en su máximo esplendor, pero cuando llegabamos al lugar comenzó a llover. Estuvimos caminando y viendo las antiguas construcciones mayas bajo una lluvia deliciosa. Subimos a la pirámide principal: Nohoch Mul, que en maya significa "montaña alta", con una altura de 42 metros. La subida fue un poco pesada, sobre todo para una atleta como yo, además los escalones de formas irregurales estaban mojados por la lluvia y eso haia más complicado el ascenso. La vista desde la cima es espectacular, la vastísima vegetación cubre el horizonte y sólo se pueden observar otras construcciones menos elevadas. La sensación al contemplar ese hermoso paisaje, por lo menos para mi, es de admiración y respeto. Es cierto, ayer en Coba me empapé por la lluvia, pero sobre todo, me empapé de naturaleza, de verde, de vida...
El regreso a casa compartiendo el asiento trasero del coche con Dom fue muy reconfortante =)
Btw, estoy sumamente adolorida de las piernas. Lo mio, lo mio no es la escalada de pirámide!
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