Nunca me había percatado de lo mucho que me gusta ver la ciudad de noche. Todas esas lucecitas que cubren uniformemente el horizonte me inspiran y a veces hasta hacen que se me enchine la piel. La neta mi ciudad me gusta harto muchísimo, no puedo negar que a veces el tráfico y tanta pinche gente me ponen de malas y me hacen desear irme a vivir a Nepal o algun lugar por el estilo, pero cuando el sol se va a descansar y es hora de enceder la luz, simplemente no puedo no quedarme un poco atontada por la vista y la calma que se disfruta en la ciudad.
Esta semana estuvo de locos, las clases iniciaron y a pesar del agridulce sabor que tuvieron algunos días, la disfruté mucho. Cumplí mi promesa respecto a lo del servicio y ya me puse las pilas, después de divergir y al final conciliar conmigo misma me decidí por la Clínica San Rafael, pa' quién no sepa es un psiquiátrico, mañana tengo que ir a entrevistarme con la psicóloga a cargo para ver el plan de trabajo, los horarios y algunos otros detalles. El 29 de este mes tomo mi plática (obligatoria) del servicio social y si todo sale bien a principio del mes que viene iniciaré. Realmente estoy contenta, hasta podría decir que estoy sumamente emocionada, ya me urge estar en contacto directo con pacientes, ahora si podré decir con fundamentos que soy "clínica".
Por otro lado, hay algo que no deja de incomodarme, y es el pésimo clima que se avienta la queridísima ciudad de la esperanza, no pinches mames!!!, está como para ponerse a llorar cada que uno sale de su casa, esa nata grisácea que cubre el cielo me produce una combinación entre asco y melancolía. Esperemos que para próximas fechas podamos disfrutar de un cielo despejado y azul.
Estoy de un mood que simplemente no va con está ciudad!
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