Este fin de semana resultó bastante huracanado.
Por un lado, está Wilma desmadrando todo lo que está a su paso, Playa del Carmen no fue la excepción. Después de 3 días encerrados guareciéndose de las inclemencias del clima causadas por el huracán, hoy por la mañana Luis y Karen pudieron salir a constatar la capacidad destructiva de la naturaleza.
Físicamente están bien, pero ya están hasta la madre: sin luz, con comida limitada y con mil ideas rondándoles la cabeza. Hace rato estuve media hora con el auricular del teléfono puesto en la televisión para que pudieran escuchar las noticias, necesitan saber que sucedió, necesitan tener información, necesitan saber y sentir que el mundo está ahí para ayudarlos.
Los quiero y los admiro!
Por otro lado, traigo huracanda la cabeza, desde le viernes han sucedido tantas cosas conmigo y en mi que me es difícil no confundirme. Hice una tregua conmigo misma y decidí dejarme de conflictuar y simplemente disfrutar lo que venga, sin tratar de controlarlo todo como es mi maldita-bendita costumbre.
Espero que esto que se está empezando a gestar resulte. Sólo eso espero!
Qué cagado: Wilma y Pedro, like the flinstones! Y Dino, no vino?
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