Es curioso como los humanos estamos condicionados sensorialmente de una manera bastante fuerte. Ejemplifico mi punto:
Ayer me mudé al lugar que desde ahora será mi nuevo hogar, La Suite, como me gusta llamarla, es un sitio bastante amplio. Las paredes recientemente pintadas emanan una blancura incandescente por doquier, desde que llegué ayer por la noche he tratado de que empiece a oler a mi, no sé... cantidad de cosas.
Hasta la una de la madrugada todo parecía ir bien, estaba (aún lo estoy) muy emocionada por el cambio y por la comodidad que me inspira el lugar, hasta que decidí apagar la tv y poner a dormir a mi ardilla. Qué conste que sólo fue una decisión tomada unilateralmente por parte de mi voluntad, porque lo que es mi cuerpo y mi cerebro no estaban ni tantito de acuerdo con la idea de dormir, de hecho andaban como alborotados, decidieron salir a descubrir su nuevo entorno , en busca de sonidos, luces, olores, temperaturas. Mientras tanto mi voluntad y yo nos tuvimos que fregar con el ojo pelón hasta las 4:30 am que los cazadores volvíeron después de haberse empachado de estímulos.
Son las 6 de la tarde, ya casi van doce horas desde que tuve que despertar. No sé, ahora que lo pienso, hubiese sido más sencillo conciliar el sueño escuchando a Pink Floyd ...
UPDATE: Ya había cerrado el post y agarrado mis chivas cuando me acordé que no puedo dejar pasar este día sin decirle algo a quien quiero mucho: FELIZ CUMPLE BRO, REALLY I LOVE YOU!
2 comentarios:
Calma Ann, poco a poco el lugar comenzara a oler a ti.
(Nomás báñate para que no huela feo)
Soy una peladota no me hagas caso.
Bueno te dejo un saludo .Chaux
unos peditos ... Y en corto esos aromas inundaran la estancia ... aho
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