Estaba ahí, de pie frente al espejo, reflejada de cuerpo completo, abriendo los ojos muy grandes, tratando de captar mejor la imagen que su cerebro rehusaba a creer. A lo lejos un grito pelado la trajo de vuelta a la realidad...
Debía ser su madre con sus acostumbrados alaridos llamándola a cenar - Marijooooooooo tu leche se enfría! - inmediatamente soltó el labial que tenía en las manos, se quitó las zapatillas de ante que mami había usado la semana pasada para la cena de beneficencia y ruborizada por no ser descubierta corrió con "Perito, el perro detective" entre sus brazos, hacia las escaleras que la conducirían al regazo de mamá.
- ¿Qué estabas haciendo princesa? - le preguntó su madre mientras extendía sus brazos para cargarla. María José la miro con esos ojotes redondes que la caracterizan e hizo cara de occisa, - Mamíiiiiii, la leche te quedo muy lica, quelo beso!" - Después de la soberbia actuación de Marijó a su madre no le quedaba más remedio que sonreir y mirarla como sólo las madres pueden mirar a sus hijos y olvidar cualquier posible desperfecto entre sus pertenencias.
Marijó, con sus apenas 5 otoños, sabía cómo manejar a su madre y eso la llenaba de tranquilidad y paz. Sabía que cualquiera de sus travesuras sabrían ser entendidas por mamá y confiaba que algun día llegaría a ser como ella. Solía quedarse horas sentada en la cama de la recámara principal, contemplando absorta, como su madre se arreglaba para ir al trabajo, o para salir a algún evento nocturno en que ella no era convocada por su corta edad. Cual instrumentista en pleno quirófano, Marijó entregaba delicadamente a su madre las prendas y los accesorios que entre ambas tardaban en elegir.
- Mamí, ¿cuando sea glande voy a ser asi de monita como tu? - le preguntaba a mamá mientras levantaba la cabeza para verla mejor. La orgullosa madre no podía no derretirse ante los anhelos de su hija y dulcemente le decía - Tu vas a ser lo que tu quieras... vas a ser la más bonita, la más inteligente, la más trabajdora, la más Marijó. Recuérdalo princesa, tu vas a ser lo que tu quieras y quien te diga lo contrario se equivoca! - Marijó sonrió y emocionada preguntó - ¿Y voy a manejal el coche y voy ir al supel a complal la comida yo solita? ¿A poco voy a tlabajar en un edificio altote como el tuyo? - apenas alcanzó a terminar la frase cuando comenzó a sonreir y a pensar en ella de grande, enfundada en una falda de lana y una camisa de seda, con una cabellera larga y ondulada como la de las modelos que anuncian shampoo en la tele, acomodándose sus tacones Prada y pasando sobre sus labios carnosos el lipstick rojo mientras veía su reflejo en el viejo espejo de su madre.
De pronto, un grito que parecía venir de la planta baja de la casa, la saco de su trance, trayéndola de vuelta a la realidad. - Maríjoooooooo puedes mover tu coche? No puedo salir! - gritaba su roomate angustiada. Al escuchar a Lulú, apresurada tiró el labial al suelo y corrió hacia las escaleras para que Lulú pudiera oírla mejor - En un segundo bajo... yo también salgo volada, tengo junta con los editores y ya voy tarde! -
7 comentarios:
Que bella imagen trajiste a mi mente, justo anteayer leía un cuentito sobre crecer y ahora tu texto... no cabe duda que la casualidad no es si no el efecto ignorado de una causa desconocida. Postearé el cuentito... a ver si no me meto en lios de derechos. Te aviso cuando lo haga.
Y el tiempo se pasa asi volando, soniando uno a querer ser, y cuando el tiempo ya paso, no se sabe si se es o no se es... o si?
Buenisimo cuento....
Muy buen texto.
Un abrazo.-
Que triste como se nos va la vida, de niñas anhelamos ser grandes y de grandes nos remontamos a cuándo aún eramos niñas.
Porque será que aceleramos el paso al crecimiento y los pequeños detalles a veces pasan desapercibidos.
Mi hija de 3 años, es como la niña de tu historia, me ve arreglarme y me dice.
.-Mami, cuándo seá grande me regalas ese collar, o toOOda tu ropa?? Y cuándo se acuerde de eso, ya va andar sola de shoping en algún lado del mundo.
saludos, me pusiste a reflexionar.
pasando a leerte porque encontré el link en el blog de beto... muchas felicidades por tu cumpleaños y por este buen cuento, muy bien llevado ;)
Ja, los finales así, con un vuelco corto, directo, conciso, me agradan mucho. Felicidades nuevamente. Tschüss!
Ya somos grandes, siempre lo hemos sido. Cuando leí por vez primera este cuento me gustó, ahora descubro mi gusto al re-leerlo.
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